sábado, 22 de septiembre de 2012

En perspectiva


“Entremos, pues, en materia.”
(Andrónico de Rodas, notas a las ponencias magistrales del Liceo)
 
“No le importa demasiado el cómo
a quien posee el tesoro del por qué.”
(Friedrich Nietzsche)

 

 

 

Somos el mundo, solo que desde otra perspectiva. Lo que parece haber ahí fuera no es sino otro de los múltiples y variopintos rostros que adopta nuestra mirada. Lo real es pues el “ángulo” adoptado por quién, en un preciso aquí y ahora, se siente preparado para ser observador “sin ser visto”. Lo que se esconde tras la experiencia de medida y observación que es de todo, menos imparcial o aséptica mirada. Es creación.
 
En todo acto creador –mirada- se precisa siempre el concurso de cuatro causas, aunque. de un tiempo a esta parte, andemos demasiado obsesionados por la menor de ellas, la causa material, menospreciando así el valor de la atención (causa formal), de la intención (causa final) y de la voluntad sostenida con esfuerzo (causa eficiente). La civilización occidental a elegido ser miserable en estas tres últimas, con tal de asegurarse así la primera. De ahí que ha hecho de su colapso destino, perseverancia ausente de vigilia.
 
Nuestro mundo actual, deslumbrado así por la inercia tecnológica, desconoce aún que ya está muerto y bien muerto. Occidente, máquina errante, Santa Compaña de estados en minúscula, ya sin rumbo que, aún no lo sabe, murió el mismo día en que perdió su por qué. Es lo que tienen los procesos que, aún ensoberbecidos y mal que les pese, son incapaces de prescindir de sus causas. Terminan así convertidos en zombis que, ya sin intestino ni estómago, acaban en TOC devorándose los unos a los otros. Un indigerible sinsentido ¡Qué falta de proto-kolon!
 
 
 
 

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