viernes, 17 de agosto de 2012

Tarbh Feis


“En ese día, parecerá evidente que la verdadera soberanía
pertenece al Más Misericordioso.”
(Qurân 25, 25)

“Quién anhela el verdadero conocimiento,
ya está ubicado en la senda intangible que conduce al Paraíso.
Sólo le resta Caminar. Caminar. Caminar.”
(Abu Hurayra)





La familiaridad con el pozo de la propia tiniebla interior que trae el cotidiano meditar, nos permite vislumbrar la irrealidad del mundo, su inconsistencia, su inhóspito reflejo. Comienza así la necesaria locura y desvarío, las ambiguas tinieblas de la ignorancia, la vivencia del exilio, el abismo que se oculta tras las ruinas del espejismo, allí donde fructifican, cobran forma y color imaginales, por primera vez, las temibles sombras.

Aquellos oscuros impulsos que antaño nos trajeron la compulsión al olvido y la inconsciente negrura son entonces compañeros y testigos en nuestro solitario camino hacia la cifra de nuestro destino, al fin, revelada. Surge así un espacio interior, pleno de belleza y colorido, capaz de fascinar al alma, en el que aparearse con atenta intención de unidad, como pertinente dote y testigo. Fertilidad creadora, equilibrio de contrarios. Cuando se entiende bien, nada tan cosmológico como lo sexual. Por desgracia, para la gran mayoría, la memorización, el estudio, la lectura, la escritura, la reflexión, la comprensión y la contemplación, son previos al ansiado coito sagrado.




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