“Quien
duerma sobre una tumba…
despertará
poeta ¡o loco!”
(Filidh,
Tratado de Imbás Forosnai)
“En otro
tiempo, los sabios se enterraban vivos
e incubaban
en su ataúd silvestre, sellado desde dentro,
con la
cabeza al este, una noche, dos días,
o todo el
tiempo que necesitaran.”
(Juan Matus)
El ayuno previo
es uno de los métodos más eficaces que tradicionalmente son utilizados para reacondicionar,
purificar y curar el cuerpo, accediendo a traspasar el umbral de otros estados
de conciencia –llamémosles- “no ordinarios”. La posterior ingesta de los huesos
y la carne de los dioses, procura una asimilación que se entiende sagrada por
tener lugar en un terreno más apropiado: el del des-ayuno. La espera de mortal
inanición (prayopavesana hindú) prefigura así un re-nacimiento de lo más espectacular.
La céltica Ley
de Brehon diferencia con claridad entre el ayuno "troscad", para lograr
dañar a terceros y el "cealacha", mucho más de moda en ámbitos
carcelarios, para conmover el favor de la ciega justicia por hambre, que se
suele asociar al malogrado Mohandas Gandhi. El hambre del “Aíne Frithaire” chantajea
y conmueve con eficacia a los dioses, los ata a nuestra voluntad. Igual que el arcoíris
servía de “ancla” recordatorio al Eterno del pacto vinculante con los hombres,
a través de la tormentosa gesta náutica de Noé, tras siete meses inolvidables.
Privar
al estómago y a los sentidos de su habitual alimento, supone atravesar el
contraparto, natural pero anticipado, del paso entre la vida y la muerte. La
poción de muérdago e hidromiel posibilita, a posteriori, el tránsito -más arduo-
que supone rítmico parto que lleva de la muerte prematura a la renovada vida,
acompasado por el “llanto y latir de la tierra” que trota desde el “eje que une
los mundos” y los encanta con su arrullo. Ayuno tras ayuno, parece que la
única forma de elevarse sobre las tinieblas es aceptarlas. El regreso desde esa
alcoba, ya no muestra un mundo hostil e imperfecto, sino pleno de oportunidades
para amar y dejarse amar. Un verdadero don que transforma para siempre la
mirada. Per aspera ad fontes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario