“El vuelo del ave, la sombra del árbol,
el lento brotar de la montaña,
alaban a su Creador.”
(Qurân)
"Sólo una correcta y perseverante ejercitación consciente
asentada sobre el verdadero conocimiento, logra cristalizar en Sabiduría.
El resto, raudo, se derrocha por el retrete del Alma."
(Tao Te-Ching)
Cualquier acto, por pequeño o insignificante que
sea, inclusive el propio silencio, inclusive la propia inmovilidad, cuando aquel
es realizado de una forma consciente, se convierte en gesto. Adquiere así un
carácter atento, armónico, resonante, atronador, trascendente, ritual, pleno de
“significado”, presente y conforme al orden cósmico, valga la redundancia.
Purificados por el agua del mikvé, wudú o baño lustral,
se despierta en nosotros el recuerdo de nuestra verdadera naturaleza. Postrados
desde el recogimiento mineral, vegetando sedentes, erguidos desde la alerta
reptiliana, perseverantemente itinerantes atravesando el ciclo sacro de la
senda mamífera, parlantes desde la invocación y la plegaria humanas, ígneos y
alados cual el fénix que atraviesa el either de lo intangible, recreamos la plenitud
sagrada del dinamismo orgánico, sin interferencias severas del ni vigílico ni
onírico complejo cognoscitivo.
Acción
desde la plena consciencia no mental en la fértil inmovilidad del cuerpo, que
despierta el alma y la deja trabajar en nosotros. Torbellino espacio-temporal,
apaciguado en la ubicua calma del instante que a cada instante se reconoce –se
recuerda, se convierte en, se hace así- sagrado. Lejos de resultar
disgregadora, la acción ritual adquiere así una función nuclear, centrípeta, desveladora
de la centralidad substancial del alma. En la adoración, en la alabanza, en el
recuerdo, regresamos al Ser: y, así, al fin somos por primera vez, esto es, In
Principio.
El gesto real hace mucho más por desplegar el sutil
y portentoso entramado de nuestra conciencia que los cientos de miles de millones
de automatismos cotidianos, entre los que se incluyen –por qué no- el ser masón,
presidente de gobierno, sumo pontífice o vegetariano. Nada sirve (tú no sirves)
si no lo haces sagrado. Distracción es extravío. Atenta. Atento. Si tú estás
allí, no hay atención que valga. Nadie asiste al rito. Carente de sujeto es la
acción ritual. Estar "presente" es así estar ausente.
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