domingo, 3 de junio de 2012

Corax sable, corax gules

“En el brutal juego de la dominación mundial
no existe la posibilidad de alianzas definitivas,
no hay reglas ni normas de comportamiento válidas.
Sólo cabe disponer de métodos más inteligentes,
más sofisticados y eficaces, para subvertir,
sabotear y destruir totalmente al enemigo,
antes de que él haga con nosotros lo mismo.”
(James Doolittle, general U.S. Army)

“Hemos reaccionado demasiado tarde.
Ladrillo a ladrillo (BRICS) han levantado
un impenetrable muro económico (WALL)
que acabará de una vez por todas con la Ley Monroe.
Y esta vez no habrá barbitúricos que podamos colar.
(Jim O’Neil, Goldman Sachs)






Quiere la moderna estrategia militar dominar todos los terrenos posibles. Así, al tradicional tierra, mar, aire y subsuelo, se suman ahora  los tejidos neuronal y virtual (noosfera internaútica) de los dominados. Espartaco demostró a los sorprendidos estrategos de todas las eras pasadas y venideras, que no bastaba con encadenar el cuerpo para hacer lo mismo con la mente. Así nació la más potente arma que legaron los alemanes a la entera humanidad, superior en eficacia incluso al uranio enriquecido y los sincronizados detonadores de infrarrojos: la propaganda. 

Al TICS & BRICS del hegemónico G11 que en 2050 se disputará el 60% del PIB del planeta y, por ende, también la legitimidad de su soberanía, a día de hoy le toca preocuparse y planificar el modo más eficaz, que no siempre resulta –ni de lejos- el más barato posible, de restringir la libertad de movimiento, que no es sino la de pensamiento, y dejar así inoperante la capacidad de defensa de su adversario: Turquía, Indonesia y Corea del Sur de un lado. Brasil, Rusia, India,  China y Sudáfrica del otro. Y entre medias de ambos bloques, allá en su frente, &rán.



Atento a la jugada, Pedro “el romano” está impaciente. Por sus cuentas, lleva ya demasiado tiempo a la espera de ocupar el trono de su antecesor tocayo, y ser la piedra cúbica que goce de los honores de servir de broche al edificio que habrá de ser derrumbado.

Las fauces se aprestan a ejecutar eficaces la sagrada función para la que fueron diseñadas. El rojo vivo, que palpita más en las arterias que en las retinas, pronto ofrecerá el aspecto renegrido de la sangre reseca. Cibelina, como la tierra de Kemi ya sin Hussein Mu-Barack, generosa y fértil como la Nada primordial. Tambores de guerra, jinetes eficaces e incansables, siete trompetas asediando los agrietados muros de la Ciudad Lavada y New Jericó, la lava se desborda corrosiva en una danza de silenciosa parsimonia en los hornos high-tech de Kali, preludio certero de más apaciguadores “sables”.



Al áureo George Gänswein, ni su origen alemán, ni los 1.80 de su ario porte en oro y azur, le librarán de tener que pagar los platos rotos del Apartamento, conforme a los designios de un ajedrezado sobrehumano. Satán mueve. Cada aparente error, una jugada maestra hacia la “muerte del Jeque”. Buenas noches, Su Santidad…

Si John Dee levantara la cabeza, no le sorprendería ver el rostro sonriente del incontenible y paciente dragón confuciano. Una veraz sabiduría ancestral, única en su género, capaz de pastorear a lobos. Su selección pronto jugará un amistoso con la de Tarsis. Será un partido inolvidable. Los cuervos sobrevuelan sobre Babilonia la Grande, y no están de paso. Esta vez vienen, mi querido Mister Monroe, vienen definitivamente a quedarse. ¿Iris? ¡Non sine nascente solis!



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