“La bebida mitiga
la sed,
la comida calma
el hambre,
pero no existe
oro suficiente
con que aplacar
la avaricia.”
(Plutarco)
“Es la
necesidad de muchos
lo que mueve la
insaciable codicia
de unos pocos.”
(Eduardo Galeano)
Todo el mundo teme aquello que desconoce. Por
eso, quienes adquieren poder sin legitimidad para ello, lo que más temen no son
los riesgos que podrían correr los valientes por amor a la libertad, ni el
ejemplo de los justos que podría arrastrar a las masas en su contra, sino la
virtud de los sabios, que les recuerda lo que son, aunque no saben cómo.
La virtud recuerda a los tiranos de medio
pelo, incluso a esos macro tiranos que ahora llamamos “mercados” por su
capacidad para “comprar deuda” de países y continentes, por “interés” (la
dichosa prima de riesgo) que compensa psicológicamente al prestamista de no
recuperar nunca su “tesssoooro”, les recuerda digo, de dónde obtuvieron su “capacidad
inversora previa” y el alto precio que tuvieron que pagar, ya que tuvo que
salir fiduciaria su Alma.
Día tras día, operación tras operación,
negocio tras negocio, tratan de borrar la huella de “su primer golpe”, el día que
traspasaron la barrera inhumana y no pudieron ya regresar. El sabio les
recuerda “su deuda” y actúa como incómodo testigo de un pasado que, al ser
revisitado, incomoda sus “fastos inversores” y les resta algún brillo. Pocos griegos saben que el Euro, antes de ser monetario logo fue una letra mágica de su prodigioso alfabeto. Estas cosas siempre se van olvidando, con "el paso" del tiempo.
Todos sabemos que para adquirir una compra a
menor precio del nominalmente previsto, resulta pero que muy conveniente desprestigiar
el servicio que se espera disfrutar o el bien mueble o inmueble que se busca adquirir,
en el turbio casino de la oferta u la demanda. Si no, que se lo digan al “huésped”
que lleva suficientes milenios a sus “curiosas bajas espaldas” tratando de
desprestigiar y minusvalorar, hasta la saciedad, la importancia de aquello con
lo que trafica y es su vital sustento: el Alma humana.
Ha tenido tanto éxito en su intensa campaña de
desprestigio, que las actuales generaciones ya la regalan, pues ni siquiera
creen que algo así exista. Al ser formados en su mayoría en escuelas laicas,
saben por los grandes divulgadores de la ciencia de vanguardia, que si, tras el
ominoso pacto, aún conservas el cerebro en su sitio, no has perdido nada de
importancia. Los de escuelas aún religiosas, necesitan mejores ofertas. Al ser
mucho más astutos, piensan: ¡nadie da “algo” por nada! Mi padre (q.e.p.d) sostenía con convicción aquella máxima popular que afirma que "para follar, con putas; para beber, borrachos". No se debe escatimar nunca la calidad de los buenos profesionales.
Como sostenía Homero, por boca de dos ancianos asomados a la muralla, "una mujer como esa (Helena de Troya) bien vale una guerra." Y añadió raudo Goethe por boca de su Fausto: "Y un buen pacto, un buen pacto". Cosas del quid pro quo y la deuda soberana. ¿Qué sabe la prima de riesgo de "ofensas" y padresnuestros? A ella solo le "interesan" los pactos, las deudas... No nos dejes caer en la tentación, et libera nos ab malo. AMEN.
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