“No hay peor horror que
aquel
del que ya nadie se
horroriza.”
(George Orwell, Rebelión en la granja)
“Mañana me pongo en
marcha.
Mañana empiezo.
Y por la calle del
mañana, se llega
a la plaza del nunca.”
(Antonio Machado)
“Sin más deseos e
intereses que los de su indolencia,
presumen de sumergirse
el los océanos del amor sin mojarse,
antes de partir ya
están cansados,
incapaces de afrontar
sus obras
prefirieron la ceguera a
ser guiados,
la envidia les apartó
de toda enseñanza.”
(Al Farabí, Camino de felicidad)
El principio de superposición cuántico, permite a un
mismo átomo estar en más de un lugar a la vez. El de entrelazamiento comunica partículas infinitamente alejadas. El
hecho de observar un fenómeno
cuántico o no, puede modificarlo radicalmente. El universo es pues, antes que
nada, memoria, conciencia, probabilidad,
información.
Las gratas enseñanzas de Sócrates fueron premiadas con su
ejecución. El violento Trasímaco que
supo excitar o calmar las bajas ambiciones, manipulando las opiniones y
pasiones que se incubaban en calles y plazas, se salió con la suya.
Determinismo e incertidumbre se
solapan inextricablemente. En el guión de la información cuántica, cualquier
final es posible, incluso la ausencia de final. Todo está abierto. Toma sólo lo
que necesites y no te distraigas de lo esencial. No pierdas tiempo adornándote
con lo pasajero del mundo. Entrega toda tu vida a tomar conciencia de la Unidad de lo real, piérdete así en su
presencia y ya no habrá nada, morada o ruina, que te detenga. Pasado y futuro
se abrirán ante ti. Tendrás las llaves del tiempo.
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