“Circuncidad, pues
vuestro corazón, dejando paso al Eterno.
No endurezcáis ya durante
más tiempo vuestra cerviz.”
(Deutenonomio 10, 16)
“Caminante, no hay
camino.
Se hace camino al andar.”
(Antonio Machado)
El primer
exilio no es sino el de llegar a la vida. Desde el mismo instante del
nacimiento, libramos una batalla permanente contra todos nuestros malos
instintos[1], que
nunca terminan de ser completamente derrotados. Mientras dure
nuestra vida, dura la batalla. La mayor
parte de los seres humanos viven engañados creyendo que su vida transcurre
entre dos planos separados de realidad: la voluntad divina y la creación de ésta.
Mientras estas
“dos realidades” permanecen divididas para nosotros, imaginariamente separadas,
esa es la prueba de cómo actúa en también nosotros y se nutre el mal instinto.
La madurez significa aceptar que un verdadero soldado está dispuesto a entregar
la vida, proyecto de regreso. Decir orgullosos: “Aquí está mi alma, tan pura
como cuando me enviaste. La protegí en cada batalla de la guerra. Ese es mi
mérito.”
Pobres de aquellos que, quizá sobre
emocionados por el saber espiritual, se olvidan de que las lágrimas no
sustituyen en modo alguno a los pasos necesarios. No es un camino posible de degustar
sin recorrer. Sólo entonces puede el anciano ver desde lejos, ya que fue al
moverse físicamente desde el punto de partida como adquirió su Alma (hokma)
sabiduría. Sólo así pudieron los oídos escuchar por primera vez, los ojos tener
la capacidad de contemplar su rostro y un (único) corazón, ya circuncidado,
para saber al fin de qué iba todo esto de morir y nacer.
Al andar se hace camino
ResponderEliminary al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se va a volver a pisar...
Es así ¿no? Pues me apena y sigo buscando la forma de volver.
En fin :( Alguna idea?
¿Te conociste? ¿Finalizaste tu tarea? ¿Cuidaste de mantener pura tu Alma? Camina.
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