lunes, 14 de octubre de 2013

Ultimo post

“Silencio.
Escucha.
Recuerda (pon en el corazón).
Practica (vive consciente).
Enseña (sirve).”
(Salomón ben Gabirol, sutilmente comentado)




Hasta que el intenso frío paraliza la magia de su aroma, el paseo otoñal nos trae el dulzor íntimo y sedoso de la miel entre la hojarasca entregada ya a ser humus. A lo largo de una breve vida, hemos de buscar realizar nuestro verdadero potencial, por lo que es necesario honrar siempre el espíritu de la búsqueda, consustancial a nuestra naturaleza humana. Buscando lograr engrandecerse, nuestros egos comienzan rastreando primero la gloria, conquistar algo que les supera y, así, crecerse en la gesta. Conforme progresa nuestra aventura vital e intuimos la proximidad de la muerte y la inexorable caducidad de nuestra búsqueda, lo grande es entonces sustituido por un anhelo de lo eterno, toda vez que aceptamos en nuestro ser la transformación de crecer, de florecer y dar fértil fruto.

Siempre fui consciente de que algún post (éste) habría de ser el final y me preguntaba qué sería lo último que se me concediera publicar en Internet. Pues bien, ese momento ha llegado y éste será el último post que comparta con vosotros. Quiero dar la gracias a las amables personas y amigas que decidieron aparecer como "miembros" de este ejercicio de narcisismo, alguna de las cuales tuvo la suerte de compartir espacio-tiempo en 3D, e incluso algún que otro té o café, conmigo. Gracias a cuant@s quisisteis brindarme la estrella de vuestra animosa lealtad.

También quiero dar las gracias a quienes, quizá por un azar, recabaron en alguna de las reflexiones y, como su propio nombre indica, vieron reflejado quizá algo de sí mismos, de sí mismas, que les fuera de alguna verdadera utilidad. Ninguna de estas gratitudes hubiera sido, empero, posible sin el necesario concurso del Leviatán digital, que aún las albergará en su abismal vientre de ceros y unos ¿quién sabe hasta cuando? y al que también, nobleza obliga, quiero demostrar todo mi agradecimiento por dejarse dócilmente indigestar. Ahora sólo resta entregarse a la pereza y al olvido del mundo, mientras transcurren amables mis horas, mil y una noches de historias viejas y mañanas de cristal.





Quedan mis oscuros y farragosos escritos, mis provisionales casi-verdades, mis irreparables mentiras, mi inagotable vanidad. Quedan, sobre todo, mis lecturas, los autores y autoras que me inspiraron y que harán lo mismo con cada uno de vosotr@s en la medida que tengáis a bien acercaros a su obra gráfica o escrita. Queda la experiencia, los besos dados, tantos encuentros y desencuentros y aquellos amores a los que quiso dar efímera forma el Amor. Queda mi música favorita: el silencio. Silencio que, rumbo al corazón, abre su alma a cada nota, sin distinción, como quise un día también saber hacer, tal vez sin demasiado éxito.

Si quieres seguir mis pasos, trata de evitar todos mis errores; dejé extenso testimonio de ellos. No esperes a conocer, para iniciar el sendero. Será recorrer sus pormenores y tropiezos lo que te enseñe qué es conocer. Es hora de “pasar los trastos” o quizá “dejarlos junto al camino” por si algún paseante distraído arribara a este punto perdido en la red por azar y nuestro hatillo de palabras llamara su voluble atención y, tal vez, siguiendo su frágil corazonada, aprovechara la oportunidad que le brindara, tan inquietante como siempre, la juguetona fortuna y, quién sabe, eligiendo, las tornara propio asunto. Mis verdaderos maestros me enseñaron el arte de ocultar la verdad tras las palabras, a salvo de la cobardía escapista o la insaciable avaricia de los que duermen. 

La puerta polar sólo se abre a quienes buscaron construir en vida un nuevo mundo para los niños, la tierra nueva prometida, aunque a ellos les estuviera vedado ocuparla, moviendo certeros los hilos que tejen la suerte del Reino tras ancestrales y secretas bambalinas. He disfrutado un montón, cosa que pienso seguir haciendo, incluso hasta después del último aliento… ya sin palabras, fénix de enamorado polvo, y enamoradas cenizas, que vio así todos sus sueños, incluso el de este "Último post", dulcemente cumplidos. Mil y una mágicas noches de interminables cuentos, auroras de cristal. Bastaba con despertar.



14 de octubre de 2013
Abraham González Lara
(Aprendiz de "psicólogo")

domingo, 13 de octubre de 2013

Alta rentabilidad


"Fue el encuentro con lo Eterno todo mi anhelo,
pero no hallé sino gloria en la constancia,
riqueza en la pobreza,
contento en la moderación,
alivio en la paciencia,
bienaventuranza en el inocente confiar,
verdad en la sinceridad,
virtud en la consciencia,
descanso en la soledad,
guía en el esfuerzo,
extinción en la contemplación,
amor en el total desapego,
bendición en la restricción,
luz en la mirada limpia,
secreto en saber guardar el secreto,
felicidad en la entrega solícita,
amabilidad en la supervivencia compartida,
magnanimidad en la autoridad verdadera,
cumplimiento en el pacto,
ternura en la vida acompañada,
elevación en la humildad,
nobleza en el conocimiento,
sabiduría en el silencio,
salud en el alimento,
limpieza en el ayuno,
autoconocimiento en la atenta vigilia,
olvido en la pereza,
ganancia en la bondad,
temor en el corazón,
dulzura en la convivencia,
conformidad junto a los otros,
reflejo en el pensamiento,
conocimiento en la escucha,
altura en la generosidad,
misericordia en el amor mutuo,
venganza en el odio,
prueba en cada amar,
pureza en cada llanto,
cercanía en cada gesto.
Y todo ello se me dio sin merecerlo.
De este modo gratuito fui el encontrado."

(Ibn Arabí, Kitab al Hikam)


 

Sombras otoñales

“Ni astros, ni infiernos.
Todo es producido por
el Espíritu en nosotros.”
(Paracelso)

“Todo vencedor se sabe fraude.”
(Alejandro Magno)





¿Cuánto dura un sueño? En realidad, siempre que hay vocación real, no hay prisión que valga. ¿Cómo conseguiste si no guardar y resumir todos tus años pasados, el tapiz de toda una vida, en la estrechez de este mínimo y fugaz instante? Quizá tu fuiste el único tejedor de la red ensueños que hoy te aprisiona. Nadie sino tú sembró este sufrimiento -que ahora te atenaza- en ti. Tuya fue la firme decisión de abandonarte al sortilegio y servidumbre de una nueva pócima. ¿Quién si no tú eligió y adoptó el disfraz que ahora llamas deteriorado cuerpo?

¿Cabe mayor misericordia que la de regalarte un nuevo comienzo, una vida sin pasado ni futuro, una octava más alta, tras el equinoccio de cada instante? ¿Cómo explicarles nada de esto a los que labran la tierra con la mirada gacha? De despertar en despertar, no habrá ningún tirano pensamiento que pueda debilitarte. Hojas marchitas, incapaces ya de lastrar la radical labor de la otoñal savia, toda vez que fue descubierta su naturaleza. Despertado el genio de su sueño, regresan fuegos fatuos y fantasmas al engañoso pantano de la esperanza y comienza la magia. ¡No te extravíen las formas!



viernes, 11 de octubre de 2013

Retorno

“En polvo y ceniza.”
(Oseas 14, 8)

“Revivió el hueso reseco; se halló lo perdido.”
(Ezequiel 37, 14)




Los ciegos seres humanos se afanan en los humildes trajines del cotidiano discurrir. Nacen, viven y mueren dentro del estrecho escenario de sus rancias y pequeñas tragedias, anhelos imposibles y desdichas mundanas, ante la mirada aparentemente indiferente del universo. La verdad sucede de un modo bien diferente, pues no es sino a través de la trama urdida de pequeños gestos, medias palabras, brotes de hiedra arañando delicadamente el muro de ciudades invisibles y abismos entre líneas, como se recrea a cada instante el sombrío secreto ancestral que sostiene con precisión los mundos que inventa reales. Es la venda de los sentidos y la razón la que nos oculta estar ya en un paraíso nunca perdido.


Tras su aparente serenidad, nuestras vidas esconden titanes a punto de desatarse. Hagamos de la vida una atenta ascesis de la resignación, del miedo, también de nuestra mezquindad volcada siempre en los otros; descubramos nuestra condición esencial de ser mero reflejo de la sorprendente monotonía, de una sencillez que, a todas luces, resulta tan increíble como insondable. Quien supo ahondar sin apegos en los entresijos del alma humana, sabe que ninguna mirada real caerá en el olvido, en un mundo que considera que todo lo que no sea hacer dinero es vanidad y que sobreponerse a la cotidiana adversidad no tiene nada de heroico.



Invisible domador

“Quien atrapa sus sueños,
así los engendra.”
(Talmud)



Una vez que empiezas a erradicar los falsos memes que te fueron inculcados por quienes, de igual modo, los heredaron antes, ya no puedes parar. ¿Qué queda tras esa siega silente de falsas creencias? Aparentemente, una tierra yerma y desolada, pero al asomarnos al interior de la misma, siempre desde una mirada estrenada, esto es, atenta, natural y minuciosa, descubriremos una intensidad velada al exterior que se descubre destino, la del alma preparada para afrontar, con impasividad y grandeza, el abismal espanto del abandono divino. Sólo quien ha descubierto esta verdad dentro de sí, puede soportar el yugo de la corona.

Mientras tanto, tu vida no será más que una tortura de la que, en vano, intentas alejarte, una cárcel lúgubre e infernal, un inhóspito lugar plagado de una sucesión de incomprendidos golpes e imprevisibles sufrimientos, sucesión que no cesará hasta que “lo entiendas” y, de este modo, instantáneamente te liberes. Quien así carece de la intuición necesaria para enfrentarse al misterio desde fuera de sí, no merece poseerlo por ningún otro medio. ¿Hasta cuándo piensas regresar y regresar y regresar a la eterna e inhóspita escena, al rutinario, macabro y atormentado teatro de tu vacía existencia? Ten el valor de afrontarlo y, comienza lo antes que puedas la insoslayable siega. Arranca, arranca, arranca… empezando quizá por lo que crees saber de ti.



jueves, 10 de octubre de 2013

Asir y dar

“Perdido está quien siente que pierde.”
(Durante Alighieri, Vita Nuova)
 
“Para apresar la Verdad
es necesario antes romper la ilusoria mirada.”
(Ibn Arabí, Futuwah Al-Malakiya)



 


El estado carencial es connatural a la condición humana, nuestra vida es una cuenta atrás, un ininterrumpido sucederse de segundos irrecuperables, aunque, de manera paradójica, la conciencia de este hecho insoslayable nos sitúa en una ocasional mirada atemporal, una perspectiva de eternidad: somos un crucial y efímero transitar. Nuestro paso ocurre desde una voluntad única, inaprensible desde nuestro evanescente suceso vital. Conscientes o no del alto don recibido, realizados en lo humano y en lo espiritual o no, el tiempo necesario es limitado, instante tras instante se agota.


La conciencia en el obrar (teúrgia, sacrum facere) afirma nuestra confianza y honradez, alivia nuestra carga vital y nuestra preocupación en pos del servicio al próximo. Nada tan eficaz contra la propia tristeza como hacer reír a quién está apesadumbrado a tu lado. El tiempo que voluntariamente (conscientemente) dedicamos a los demás es sagrado, nos descubre sagrados, porque no actúa desde un yo interesado. Isaac fue finalmente rescatado, más no así Ismael. Nuestro tiempo no nos ha sido concedido para acumular sino para servir (sacrificar) conscientemente, esto es, sin ese aura de dolor y egoico desgarro que habitualmente nos acompaña.


Contaba el abuelo...

“A menudo la senda que desciende
es el mayor atajo para elevarse.”
(Juan Matus a Castaneda)




Según aprendí de Gurdjieff, nadie puede rezar a Dios hasta que, primero, encuentre su propia alma y, luego, Le descubra en ella. Es un asunto de experiencia y certeza. Todos los dioses mentales, mal que le pese a la escolástica tomista no son sino vacuos ídolos. Pensar sobre Dios no puede traer más que desgracias o, peor aún, religiones.

Muy al contrario de lo que solemos (o nos hacen) creer, el ser humano es manejado por sus pensamientos y se encuentra a merced de ellos, ya que gozan de una mayor autonomía que la de cualquier ser vivo. Sólo quién descubre el modo de acallar los pensamientos que, a diario, le poseen y zarandean, descubre en el silencio interior la Palabra encarnada.


Sólo quién se ha ejercitado y adquirido maestría en el dominio de sus anárquicos y tiránicos pensamientos, “voraces inmortales”, ha descubierto, al fin, su facultad divina. Franqueado el puente hacia la vida, nada vuelve a ser como antes. Ni para quien supo franquearlo, ni para nadie.




miércoles, 9 de octubre de 2013

Grains of sand


“Necesitas ser zorro, para detectar las trampas;
pero también león, para espantar a los lobos.”
(Nicola di Maquiavelo, El Príncipe XVII)
 
“But, Mulder, not everything
is a labyrinth of dark conspiracy,
and not everybody is plotting
to deceive, inveigle and obfuscate
our weak minds.”
(Scully, X-Files)

 
 

Es necesario asumir el escenario de la esfera pública mediática, donde tiene lugar la batalla por el poder sobre la polis, allí donde primero se maquina y luego se practica la estrategia de dominación del prójimo, manteniendo la propicia estructura temida bajo coerción y la superestructura consentida por seducción. Las narrativas que rodean a los dominados desde el nacimiento, favorecen el que “el vulgo” entienda que su condición es destino, y no albergue así, tentación alguna de imaginar rebelarse sino, por el contrario, resignación, normalidad y sentido común, que son las que mejor configuran el actual y rimbombante  espectáculo ideológico de la realidad asumida, bien por miedo, bien por consentimiento.

 
¿Resulta posible escribir y “protagonizar” el propio relato vital? Igual que ningún idiota tiene conciencia de serlo, todos pensamos que somos libres, al menos, de pensar lo que cada uno quiera y de entender, a su manera, la complejidad del mundo… libres en conciencia. Los dispositivos políticos totalitaristas se construyen repitiendo hasta la saciedad eslóganes que sean razonables y favorezcan las agregaciones subalternas y, no digamos, las transversales, allí donde hacer política significa siempre acumular más poder. Quizá basten dos o tres caras –rostros políticos- cuyo discurso enganche con el sentir general de indignación y promueva una simpatía social arrolladora entre el voluble magma de las masas, frente al que no cabe contrapoder ni insurgencia posible: Quien mueve al pueblo (demagogia), mueve el poder.

 
Todos tenemos idéntica capacidad para destruir como para construir, tanto hacia el bien como hacia el mal, inclinarse hacia el grupo más numeroso o, al menos, hacia el más fuerte, en la defensa de los más lícitos intereses: los propios. Ese es nuestro absoluto potencial. Elige, pues, dirección y avanza siguiendo ese péndulo, confiando antes en las propias fuerzas que en las intrigas ajenas, pues, como señalaba con acierto en un ejercicio íntimo de respetabilidad, libertad y decencia, el diplomático y funcionario florentino que corona esta reflexión, “los hombres olvidan antes la muerte de su padre que la pérdida de patrimonio.”



martes, 8 de octubre de 2013

Disfraz


“El ser humano sólo es dueño de sí mismo
en la medida en que ya no se pertenece.”
(Moisés de León)
 
“Sólo podemos encontrar palabras para verter aquello
que ya está muerto en nuestros corazones.”
(Harold Bloom)

 

 
 
Quiere el diseño de la civilización que los más se distraigan dedicando sus esfuerzos a aliviar sus sufrimientos y evitar el dolor, mientras los menos se procuran placer, generándolos. Para ello es necesario mantener el desprestigio más absoluto sobre las vías de conocimiento y acceso directo a la fuente de este poder, y conseguir así ocultarlas a la curiosidad del grueso desfavorecido. Astrología, Geometría, Numerología y Música son las ciencias sagradas que, debidamente utilizadas, consiguen canalizar tan desigual reparto de fuerzas, solve inferius et coagula superius, impidiendo así materializar cualquier esfuerzo de crear un acceso profano “desde abajo”, Torre de Babel truncada por el rayo, que consiga abrir las puertas del Templo, establezca y una, de forma mucho más equitativa, el umbral común entre ambos mundos.
 

Son tan escasos los descubrimientos que terminan por ser significativas e indelebles certezas que uno siempre duda de si compensa el notable esfuerzo de escrutinio vital realizado entre azarosos libros, relaciones y vivencias. Son preciosas aquellas ocasiones en que encontramos aquellas palabras dirigidas especialmente a nosotros, en el momento particular vital que nos toque atravesar, que nos confrontan, nos retan y nos conmueven el alma. Y no digamos ya toparse con un corazón gemelo o una súbita inspiración crucial, de modo imprevisto e insospechado. Cuando eso sucede, no solemos hablar de ello, y cubrimos los límites de esa región íntima mediante un cerco sagrado de elocuente silencio. ¿Para qué rebuscar palabras, molestarse en fingir, simular, engañar y ocultar… cuando es suficiente con callarse? ¿Por qué conformarse con agrietados crisoles, con atanores alquilados y alquímicos sucedáneos? ¿Cómo salirse del cerco distractor trazado y seguir aún con vida? Tras el mejor disfraz.
 


domingo, 6 de octubre de 2013

Ísola íntima


“¿To suffer the slings and arrows
of outrageous Fortune…
or to  take arms against a sea of troubles
and, by opposing, end them?”
(Hamlet III, 1)
 
“Si, en circunstancias normales,
 avanza usted con seguridad y confianza
en la dirección de sus sueños,
si intenta vivir aquella vida que ha imaginado,
siempre dará con un éxito inesperado.”
(Henry Thoreau, Walden)

 





 
La trascendencia comienza por descubrir al otro. Adab. Haz para el otro lo que, en el encuentro, hayas visto que es su vida. Cualquiera que empiece a andar por ese camino de hermandad, en la búsqueda de completarse en la unidad con el otro, se va a sentir tan pequeño y, al mismo tiempo tan acompañado, y sin saber cuándo va a llegar y si va a  llegar, pero con la satisfacción de no haberse equivocado de camino.

No hay mapa ni técnica para el encuentro. Mira dentro del cajón de sastre de tu vida y rebusca con denuedo lo que sabes que allí está. Y después sé, haz lo que sea que tengas que -o hayas venido a- hacer, en esta vida, siempre con delicadeza, con amabilidad, pacíficamente, fluyendo en la dicha y el gozo de vivir tu sueño, igual que hizo la lucidez de Francesco d’Assisi, tecnología punta espiritual del s. XII aún plenamente vigente, cuando tuvo la ocasión:

Haz de mi un instrumento de tu paz.
Que yo ponga amor allí donde encuentre odio.
Que yo ponga perdón allí donde obtenga daño.
Que cubra las dudas mi certeza,
la desesperación mi esperanza,
irradie la tristeza la fuente de mi alegría
y encuentre tu luz siempre presente
en mi oscuridad.
 
 
 

sábado, 5 de octubre de 2013

Cántaro roto

“La cuestión más relevante,
en la vida de todo ser humano,
consiste en el modo en que se relaciona
con lo infinito.”
(Carl Gustav Jung)
 
“Ve a tu pecho, llama
y pregúntale a tu corazón:
¿qué sabes, qué sabes?”
(William Shakespeare)

 
 

El hecho indubitable de que creamos tener un problema no significa en modo alguno que el problema exista. En modo alguno, insisto. A lo sumo, el problema consiste en aceptar (dar por cierta la creencia errónea de) que usted es un algo, un alguien, separado de su Fuente. Error. Hay que tener mucho cuidado con esa clase de pensamientos, y con cualquier otra clase de pensamientos, con los pensamientos mismos, ya que cada uno de ellos, por pequeño e inofensivo que parezca, puede preceder a una acción que termine por crear (condicionar) la prisión de su realidad. No pasa nada hasta que algo se mueve. Piénselo. O mejor aún, no lo piense. Tranquilidad, pues, a Dios gracias, muy por encima de la soberbia especialista, la Fuente sabe bien lo que se hace.


Staurodromi


“Triple protectora de caminos, umbrales y encrucijadas,
guardiana de los silentes inquietos que aún aguardan,
guía luminosa de los renacidos, ábrenos las puertas del sepulcro
y sé propicia a los que, en serena devoción, velan en tu Noche.”
(Hécate, Himno Órfico)
 
“Gemimos, gemimos…
…pero esperamos.”
(REAA, TF)

 





 

Este año Halloween ha madrugado más de lo debido, pero muy pocos, ya que la gran mayoría se encuentra aún férreamente atada a la arbitraria tiranía imperial del calendario solar, son los que parecen haberse percatado de ello. Así, según sea tu vibrar, esta noche hallarás tinieblas o luminosa oscuridad, de ti depende. No se puede osar atravesar el Olimpo sin el debido entrenamiento lunar, por más que les pese a los modernos perezosos esclavos de la urgente instantaneidad.


Atravesar la magia de la oscura encrucijada, el “orio” o prodigioso umbral que guardan las “oras”, para enfrentarnos cara a cara a aquellos misterios que nunca quisimos ver ni escuchar, por temor a que nos alumbrasen un indeseado camino. La portadora de llaves sólo hace su trabajo, ataviada de su azafranado peplo ritual. ¿Te atreves tú a asomarte tras la puerta? No te olvides la ofrenda de sangre y miel que requieren los ctonios. No te imaginas la prima de riesgo de un olvido semejante.
 
 
 

viernes, 4 de octubre de 2013

Teshubá


"Tú tienes lástima de un ricino
por el que nada te fatigaste,
al que no hiciste tú crecer,
que en el término de una noche fue
y en el término de una noche feneció."
(Jonás 4, 10)


Pasados aquellos días austeros, llega la noche en la que comienza de nuevo el mundo, donde se regeneran los sueños y, con ellos, las esperanzas de instaurar un Reino de Paz sobre la tierra, en el que desaparezca la maldad y los extraviados tornen su corazón en pos de la poética Justicia...

Aleinu Ieshabéaj, allí donde los seres humanos libres sienten que no lo hicieron todo lo bien que les cabía hacerlo y aún mucho quedó por hacer. Aleinu Ieshabéaj, porque no perdimos el ánimo y aún nos quedan fuerzas para retornar. Aleinu Ieshabéaj, porque siempre hay una senda que retorna, en la noche del destino. De nada sirve huir a Tarsis, cuando Nínive espera.




jueves, 3 de octubre de 2013

Intima amistad

“La esfera de mi alma, encerrada bajo la del cielo,
la del mundo a su vez guarda.”
(Salomón ben Gabirol, La Fuente de la Vida)
 
“Lo esencial es que quién alcanzó el poder
demuestre que merecía ejercerlo.”
(Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano)

 


 
 
¿Qué necesidad hay de querer volar hacia las esferas? Basta quizá con dejarse encontrar por el alma de un maestro en la Ciencia del Amor, capaz de alejarnos de nosotros mismos, de vaciarnos de nosotros mismos y llenarnos así del Amado. Alguien humilde como el polvo, fluyente como el agua, con la virtud de iluminar nuestra alma hasta hacerla resplandecer de Su luz.
 
Quizá solo se trate de un compañero de ruta, un testigo, un amigo cuyo reflejo nos permite adentrarnos en el propio interior si cabe un poco más adentro, avivando en nosotros la llama del Amor y liberando los necesarios obstáculos que preceden al íntimo Encuentro. Entre la contracción del alma a su expansión, un largo trecho te lleva del desfallecimiento in Absentia al gozo in Presentia. El silencioso aliento de la intimidad real. El sendero.
 
 
 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Lágrimas de Dragón


“Astra clinant, non trahunt.”
(Tomás de Aquino)

 

 
 

Si no ocurre algún súbito imprevisto, desde las primeras horas del atardecer extra urbano del 7 y 8 de octubre, los polvorientos restos del cometa Giacobibi-Zinner desmelenarán, suaves y propicios, la cabeza del Dragón llorón. Se cierra así el ciclo que a mediados de julio iniciaron las Perseidas, con otro llanto, el del Sol Laureado. Preparad, más vuestros deseos que vuestros ojos, para la lenta llamarada nocturna que, de improviso y sin permiso, os arrebatará el corazón.


 

Love under Will


“Gobierna oculta en cada uno de nosotros
una particular estrella anhelando reunirse.
En toda intención cabe así un mágico actuar.”
(Aleister Crowley, Liber Legis)

 


 
Pese a tratarse de campos semánticos infinitamente gastados y devastados hasta la extenuación, ni se debe confundir Voluntad con deseo ni tampoco Amor con sentimiento. Dos que voluntariamente se reúnen mediante el Amor, mueren en cuanto a dualidad separada, desaparecen así como dividualidades que son superadas en un destructor término unificador. Hay en este anhelo autolítico un algo de locura y sinrazón, al menos desde la egoica mirada convencional, que siempre busca preservarse, caiga quien caiga. Conocer la Voluntad, significa actuar desde el Amor con total prontitud y desapego. Sólo quien simula amar, alberga aun alguna duda. ¿Escogiste ya tu estrella? ¿Y a qué esperas entonces para liberarte?
 
 
 

martes, 1 de octubre de 2013

Entertaiment... and beyond


“En aquel tiempo que os tocare transitar
habréis de ser Santos.”
(Levítico 19,2)
 
“No hay cielo, reino o infierno
en el que no resplandezca Su Gloria.”
(Moisés de León, Sefer Harimmon)

 

 

 
 
En la convaleciente Europa relativista, ya sin identidad cultural ni política, el agónico baluarte del Arte Real ya no es ni de lejos una sociedad unitaria, ni en su estructura de múltiples obediencias rivales (6 o 7 redes de logias que aceptan una autoridad común, las cuales, desdiciendo el mito de una “fraternidad” que ya no es sino “complicidad”, andan cada dos por tres a la greña), ni en su polimorfa doctrina, dispersada y confundida en innumerables y variopintos ritos laicos de vigor descafeinado y simbolismo un tanto deslucido, espacios que, a duras penas, alcanzan la categoría de think-tank.

A día de hoy, se mantiene el mismo “pastiche” ideológico que, en siglos pasados, otorgó prevalencia a la burguesía mercantil frente a la aristocracia de sangre: arribistas a la búsqueda de entablar “buenos contactos”, hacer “mejores negocios” y, desde una miopía intelectual y mediocridad cultural hoy tan generalizadas, lograr tocar el ansiado cielo del “stablishment”, sin aportar nada de valor a cambio. Un proyecto, pues, donde todos restan y nadie suma, resulta inviable a corto plazo y rezuma más mezquina modernidad que  “aroma de misterio”.


 
 
Muy por encima de la degenerada sodalidad burguesa de capa caída, la aristocracia económica se organiza desde hace más de medio siglo en sociedades elitistas que son las que deciden el futuro político, económico y cultural global, diseñando y planificando al detalle cómo se establecerán los nuevos equilibrios geopolíticos, cuál será la ubicación de las plantas de producción y las amañadas reglas del juego especulativo y económico, así como las próximas modalidades de “entertainment” a promover. Mientras tanto, por debajo, las ONGs, ocupan la máscara del espacio caritativo de manera igualmente inefectiva, pero que, al carecer de lastres sectarios o prejuicios conspiratorios, resultan mucho más prestigiosa para las masas.

El resultado es que la inercia de los Maestros de Obra influye poco o nada en el orden mundial, pues carecen de iniciativa y les resulta muy complicado tener que superar su propia crisis estructural y de valores, mientras la aristocracia de sangre, mucho más cohesionada, resiste mejor que nunca tras las bambalinas digitales de la deep web, y ha descubierto y testeado las bondades de los indecapitables mercados globales de la mundialización. ¿Quién sabe si, en ese limo actual de inerme desolación, “tinieblas y cenizas”, reverdecerá con ímpetu renovado, la verdadera Acacia, fraternal -por espiritual- de antaño frente al demoledor business? Mucho me temo que los pragmáticos gurús actuales del Club Bilderberg, poco dados al romanticismo, han relegado a la antaño escuela de virtud a un tolerado y distractor “entertainment”.
 
 
 

domingo, 29 de septiembre de 2013

El lamento de Ovidio

“No cabe en mis palabras sino
el secreto que traspasa mi corazón.”
(Ibn Arabí, Intérprete de los deseos ardientes)
 
 “Diles que he tenido una vida maravillosa.”
(Ludwig Wittgenstein)

 

 

Como semillas que esperaran su luna fértil para darse a conocer, así las palabras verdaderas aguardan un desprevenido lector a quien entregar su oculto sentido. Más allá de respirar y alimentarse, la posibilidad de ser quienes necesitamos ser se revela intrínsecamente ligada a la circunstancia de encontrarnos inmersos en la maravilla de un mínimo entorno intelectual y afectivo. Sin esto, relegatus in perpetuum, la vida no es sino devastación, inercia, amargo exilio en cautiverio y desamparo.


Bendito siempre, audisti de malis nostris, el parental Eterno que nos condujo a las hijas del jethro Raguel y nos otorgó el honor de sentarnos a su mesa, apacentar sus rebaños y recibir el amor de Sephora. Ese amor que permite captar el más leve guiño en una vulgar zarza y descalzarse, tras sentir el intenso pálpito de la completud tras ella. Mientras otros endulzan sus mentiras con vocablos de manipulador prestigio para conmover a pusilánimes, ciegos e indolentes, sin otra certeza que la de no ser, aniquilados en él, noli timeres.