“Gravisque principum amicitias!”
(Horacio a Asinio Polion)
“Detenidos en el detalle parcial
de vuestra vicisitud,
cesáis así de abandonaros al
todo.”
(Juan de la Cruz, Comentarios a
la Subida)
Parece que en un mundo que ha
perdido su centro y su sentido, una vez más, sea necesario despertar en
nosotros la huella de la totalidad, la voluntad íntima de revivir en nuestro
corazón la mirada que abraza la unidad del mundo, aquella que devuelve al género
humano la huella de su integridad y radical belleza. Regresar así de la trampa
de interés propio a la viva llama del amor que todo lo abrasa.
Igual que la belleza de Beatriz
supo mostrar a Durante qué se ocultaba tras ella, así como la noche protege en
su alma certera y oscura el secreto radiante de la luz, así el mundo esconde el
cántico de alabanza a su Creador. Aquí y ahora, la creación es total agradecimiento
de lo que se sabe creado por un entendimiento, una voluntad y una imaginación
sin medida. Siempre nueva, renovada, permanente itinerario de regreso a Su
Fuente. Deseo ardiente. Encuentro real por imaginado.
¿Por qué no el hombre? ¿Por qué
no el hombre? Dime tú, si lo sabes, ¿por qué no también el hombre?